viernes, 17 de agosto de 2012

LA URGENCIA DE LOS DEBATES


   
Lo que el país requiere, más que los necesarios consensos y acuerdos políticos, es el debate de ideas que nos permita repensar la realidad y los procesos históricos desde las actuales condiciones y transformaciones sociales, económicas y culturales.
        
       Pareciera ser que el desplazamiento continuo, las permutaciones, la errancia permanente, etc., propias de las lógicas del mercado, hubieran arribado a la política y que la dispersión, la ausencia de puntos de sujeción, la anomia, el deterioro de los límites, la pérdida del sentido, la caída de la ley simbólica, etc., que caracterizan el entramado social de la época se trasladaran a los intercambios políticos y a las confrontaciones eleccionarias.

      Por ejemplo, en buena parte de la llamada “oposición” en la Argentina no hay mayor debate político, reflexiones sobre un rumbo, análisis de los contextos histórico-sociales ni proyectos superadores, sino meras acusaciones, descalificaciones ceñidas a la cocina politiquera de entre-casa, a lo inmediatamente doméstico o a las disputas por los espacios de poder a cualquier precio, sin reparar en los métodos ni en los efectos que provocan. O, mejor dicho, el único proyecto para algunos es volver a reestablecer las políticas neoliberales que declararon zona liberada a los países para que los negociados y los intereses corporativos se movieran a sus anchas, todo eso en nombre de las libertades individuales y el libre comercio.

      No hay ideas ni discusión intelectual, sino más bien difamaciones, deformación de las noticias, mentiras deliberadas arrojadas irresponsablemente en la arena mediática en función de las carreras políticas personales y las conveniencias particulares. Lo único que se les ocurre a algunos es echar mano a las frases trilladas de “hay un gobierno autoritario”, “no hay consenso”, “lo que pasa es terrible”, etc., a la vez que rehuyen  todo debate y confrontación de  ideas. Pero sabemos que muchas veces se piden consensos y acuerdos, no para consensuar o acordar algo, sino precisamente para imponer los propios autoritarismos y las propias faltas de consenso, es decir, para que los cambios no se produzcan y las cosas sigan tal cual como cuando “vinimos de Italia”.

      Lo que se necesita, por consiguiente, no son meros consensos ni componendas políticas, sino más bien un debate de las ideas, la posibilidad de repensar la realidad de los procesos históricos desde las condiciones y transformaciones sociales, económicas y culturales contemporáneas. En las redes sociales de Internet tampoco hay, salvo excepciones, mayor debate y discusión sobre las coordenadas actuales, sino que prevalecen los cartelitos acusadores de una y otra parte, las ofensas, las burlas y hasta las difamaciones, en función de las identificaciones imaginarias, sin una reflexión crítica ni un real análisis de los problemas.

      Es dable observar hoy, preferentemente en los sectores de la derecha, ese sometimiento de la política a los designios dictados por la ideología de mercado y que se caracteriza por la falta de una convicción doctrinaria y de interés por el bien común. Para muchos políticos lo que se juega no es el futuro de los países ni un rumbo, sino las suertes individuales, la propia inserción política como actividad empresarial rentable y cómoda, capaz de permitirles satisfacer sus narcisismos y defender sus intereses particulares. No hay ya referencias y sujeciones a partidos políticos sino significantes vacíos en donde puede caber cualquier cosa. De hecho el menemismo, bajo el nombre de “peronismo”, implementó en su momento las acciones más antagónicas a los principios justicialistas.

      Fue paradójicamente en nombre del Peronismo que se profundizaron en la Argentina, en la década de los 90, las recetas neoliberales de destrucción de la política y aniquilación del Estado y se introdujo una ideología diametralmente opuesta a toda justicia social. Podríamos pensar que la dispersión partidaria actual, por ejemplo dentro del Radicalismo, se debe a ese vaciamiento significante y a la prevalencia de las disputas por los espacios de maniobrabilidad personal, a la vez que a la ausencia de un verdadero debate de las ideas dentro de los partidos. Y así sucesivamente. Por ello, quizá el mayor mérito de los Kirchner, criticable o no, es haber sabido hacer algo a partir de ese vacío, haber inventado ahí el kirchnerismo e instalado nuevamente la posibilidad de debatir sobre en un modelo de país.
  
      Lo que hay en buena parte de la “oposición” política es mudanza permanente, desplazamientos, idas y venidas de una agrupación a otra, de un partido a otro, convergencias efímeras, arreglos provisorios e inestables, realizados no en miras de una convicción partidaria, sino en función de los dictados de las conveniencias corporativas y de las carreras personales. Da la sensación de que hoy la política es como un mar turbulento donde objetos flotantes, desechos inútiles, van y vienen en forma casi azarosa sobre la espuma de la costa y se juntan con la misma facilidad con que luego se repelen o se vuelven a amontonar. Envases vacíos, recipientes huecos, que por un instante se tocan y convergen, pero que al rato nomás se rechazan y se alejan según el capricho de las agitadas aguas. Es el todo vale de la época.   



  ANTONIO GUTIÉRREZ
                                                                   
ANTONIO GUTIÉRREZ, es escritor, psicólogo, docente del instituto Oscar Masotta de psicoanálisis, docente de la cátedra de psicolingüística de la Carrera de Psicología de la Universidad Católica de Salta.
 a publicado 12 libros entre poesía, narrativa, ensayo y psicoanálisis., entre ellos los libros de ensayo: “El Más Allá de la Época”, “La exclusión en la cultura” (primer premio de ensayo de la Secretaría de cultura de Salta en el año 2011) y de psicoanálisis: “La precipitación de lo real” y “Lingüística y teoría del significante en psicoanálisis”.

Sus libros fueron publicados por editoriales “Último Reino”, de Buenos Aires; Ediciones del Robledal, de Salta; La Fundación Argentina para la Poesía, Bs. Aires; La Secretaría de Cultura de la Provincia de Salta; La Comisión Bicameral de Autores Salteños; la Municipalidad de la Ciudad de Salta, etc.


Recibió numerosos premios por su actividad literaria, entre ellos el primer premio de poesía de la provincia en el año 2004, el primer premio en ensayo en el 2011, etc.


Su obra literaria figura en Antologías nacionales tales como: “Poesía del noroeste argentino, siglo XX”, editada por el Fondo Nacional de las Artes, en Buenos Aires, en el año 2003, “Poesía argentina contemporánea” editada por la fundación Argentina para la poesía, Buenos Aires, 2008.


Publica notas y artículos de psicoanálisis, literatura, política, etc. en diarios y revistas, revistas de psicología y psicoanálisis. Formó parte del consejo de Dirección de la Revista de psicoanálisis “Diagonal”. Es actual colaborador del diario Punto Uno.



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